Steiner a lo largo de su camino entrelazó lo antiguo y esotérico con lo posmoderno y universal.
Aquí encontrarán un bosquejo de algunas de las facetas más importantes sobre la vida de Steiner. A través de nuestro sitio cada faceta será desarrollada y conectada con sus investigaciones y con las iniciativas que nacen de las mismas. Son bienvenidas sus preguntas y sugerencias.
Hijo de Europa
Rudolf Steiner nació en 1861, en el entonces antiguo y heterogéneo imperio austro-húngaro, hijo de padres que amaban la historia y el trasfondo de su país.
Su padre se inició en el sistema ferroviario, formó parte de la vanguardia tecnológica que se desarrollaba durante los años de 1860, y fue un pensador libre dentro de un ambiente aún religioso y tradicional.
Desde niño, Rudolf experimentó el don de “la segunda vista” o clarividencia, es decir, se encontró a solas con experiencias de seres espirituales y ante percepciones supra sensoriales. Fue así que miró a las ciencias modernas como una manera para poder explicar -y a la vez que los demás comprendieran- tales experiencias.
Steiner halló en la geometría un punto de entrada, puesto que allí predominan las formas “ideales" cuya perfección nunca se revela por completo en el mundo físico; sin embargo, sus aplicaciones a la vida cotidiana son vastas.
Años más tarde, el ambiente político general del imperio de Austria-Hungría ya había caducado, y su capital Viena ahora nutría de una dinámica cultura moderna, intelectual y artística. Viena se transformó en un importante centro para el gran florecimiento de mil años de cultura europea. Sin embargo, toda esa esplendorosa historia sería irrumpida por la Gran Guerra de 1914 a 1918.
Mientras acaecían esos hechos históricos, Steiner se adentró a ese nuevo mundo cuando se mudó a la Universidad Tecnológica; sin embargo, allí pudo contactarse con algunas de las personas que aún atesoraban la sabiduría y consciencia anteriores, una de ellas fue un naturalista y herborista de nombre Felix Koguski.
Observador Receptivo
Steiner siempre mantuvo una mirada interior dividida en dos mundos, fue así que en la universidad conoció a Franz von Brentano, un pionero del pensamiento preparado para explorar las experiencias de la vida anímica interna y psíquica a través del estudio científico. Seis siglos antes los llamados Escolásticos ya habían estado intensamente preocupados por la conciencia humana superior; pero no fue hasta ese entonces que esos cuestionamientos comenzaron a ser vistos por la indagación moderna de nuevas maneras. Los dones de Steiner fueron idóneos para el momento.
Otro profesor, Karl Julius Shöer, admiraba las habilidades de su estudiante, tanto que lo recomendó para editar—a los 21 años—los trabajos científicos de Goethe para una nueva y gran edición.
Hay que recordar que tiempo antes y todavía cuando vivía Goethe (1749-1832), las ciencias, las artes y la ética eran temas equiparables. Los pensadores reconocidos de la época como Goethe en Alemania, Coleridge en Inglaterra o Emerson en los Estados Unidos de América atendían dichas cuestiones sin separaciones. Más conocido como poeta y dramaturgo, Goethe había llevado a cabo un gran trabajo científico en los campos de la óptica, botánica y fisiología, particularmente en la morfología: el estudio de las formas y la transformación. Se requiere de una gran imaginación disciplinada para poder cruzar la frontera entre el arte y la ciencia.
La morfología es más propiamente el fundamento de la biología, más cercana a las ciencias de la vida, que de la física. Representaba una importante oportunidad para que Steiner pudiera dominar a la vez que desarrollara su propio camino hacia una ciencia meramente holística del cuerpo y la vida, alma y espíritu. Unos años más tarde, después de haber iniciado sus estudios sobre Goethe, Steiner trabajaba como tutor para cuatro niños de una familia. Allí aprendió a usar su mirada del ser humano como un ser integro para ayudar a liberar las capacidades intelectuales de uno de aquellos niños, quien poseía necesidades especiales: Otto Sprecht. Cabe mencionarse que Otto llegó a ser doctor en medicina, y quien moriría durante la Primera Guerra Mundial.
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Filósofo de la Libertad
El primer libro importante de Steiner, se titularía: Filosofía de Libertad, 1894 (Die Philosophie der Freiheit).
Él sugería para su traducción: Actividad Espiritual, gracias al término alemán: “Freiheit”; puesto que en español la palabra “libertad” indica más una condición social a no ser esclavo ni siervo. Más recientemente, el título se ha modificado hacia el pensamiento intuitivo como Camino Espiritual: Una filosofía de la libertad, acercándolo más al meollo de su interés: cómo los seres humanos son y pueden evolucionar hacia una consciencia plena y única por medio de la examinación fina de su propia consciencia.
En el ensayo de Emerson titulado: “Self-Reliance” [Autonomía, Confianza en sí mismo], ya aparecían preguntas similares, pero sesenta años atrás: ¿Cómo me libero internamente para poder traer al mundo los dones, perspectivas y obras que son únicamente mías? Lo anterior está expresado concisamente en las dos principales intenciones del libro de Steiner, el individualismo ético y la imaginación oral: ¿Cómo revelar y alinearme con mis propias intenciones para poder responder creativamente ante las situaciones en las que me encuentro?
Steiner volvió a publicar su libro en 1918, en está ocasión recuperó implicaciones más profundas a la luz de sus otras obras. ¿Finalmente cómo me libero de los conceptos fijos y sin vida con los cuales me adapté por primera vez al mundo físico? Pues al lograr dicha liberación, puedo ser un participante conscientemente creativo en el cosmos.
En torno a los años posteriores a 1890, Steiner comenzaba a perfilarse como un intelectual públicamente reconocido, pero aún no habían aparecido otros pensadores que se sumaran junto con él para reflexionar sobre esos campos tan profundos.
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Científico de Mente y Espíritu
Desde temprana edad, al lidiar con la "segunda vista” que le revelaba mundos no percibidos por los demás, Steiner encontró un puente en la geometría. Pues un punto geométrico no tiene profundidad, ni ancho, ni altura; una línea geométrica tampoco posee anchura. Y mientras que dichas entidades no pueden ser parte del mundo físico, sí logran estar presentes en la consciencia humana. Entonces, es posible demostrar que existen realidades que podemos conocer a través del pensamiento y que nunca están físicamente presentes.
Éste fue el principio del desarrollo de Steiner como investigador en y de la consciencia. Cuando tenía 21 años, un renombrado académico alemán llamado Wilhelm Dilthey convocó a una fundación para las ciencias de mente y espíritu (Geisteswissenschaften), las cuales apenas empezaban a desarrollarse. La historia, sociología y psicología, decía Dilthey, podrían ser rigurosamente desarrolladas, pero necesitaban de una base diferente a la que proveyó Francis Bacon y otros más para las ciencias físicas.
El Geisteswissenschaften fue un término nuevo; Dilthey menciona que había sido previamente usado para traducir el vocablo inglés: “ciencia moral” de John Stuart Mill. El cual se adoptó en países de habla alemana y que en ese entonces se equiparaba con las llamadas: “Humanidades” o “Ciencias Humanas”. Sin embargo, no se ha establecido ni reconocido el fundamento compartido de estos campos centrados en el ser humano. Steiner abrazó el término Geisteswissenschaften, y lo utilizó hasta el final de su vida. El uso de dicha palabra es interpretado en traducciones al español como: “Ciencias Espirituales".
Si son llamadas “las humanidades”, “las ciencias humanas” o “las ciencias espirituales”, la reflexión desarrollada por Steiner se inicia con la consciencia y la naturaleza del pensamiento. No podemos “ver” o pensar la actividad del pensamiento porque el pensamiento es en sí mismo este “ver” o pensar; que no puede observarse directamente, sólo se refleja sobre la experiencia. Sin embargo, el pensamiento es un eje central de nuestra experiencia humana única, y solamente cuando colocamos a la naturaleza humana y su conciencia del pensar en el centro de nuestra cosmovisión, podemos desarrollar algo de certeza sobre la cimentación de la realidad.
Estas investigaciones aún son un desafío. Actualmente debemos fortalecer nuestra atención y pensamiento para poder participar en la conversación. Pero como dijo Steiner, lo que se encuentra mediante la investigación y se reporta con nitidez, puede ser comprendido a través del sentido común. Como en las ciencias físicas, una vez revelados los patrones escondidos, podemos empezar a trabajarlos.
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Maestro Esotérico
Rudolf Steiner estaba sumamente consciente de que el pensamiento científico moderno había fortalecido la consciencia e individualidad humana. Sin embargo, su misión y visión se extendían hacia el futuro, cuando se desarrollarían nuevas capacidades humanas. Además, también entendía que una comprensión completa de este camino humano que evoluciona (el cual comprende no sólo la fisiología sino también la consciencia) tiene que apreciar el pasado, no abandonarlo.
Es ampliamente entendido que en los tiempos antiguos, los líderes de las sociedades y de los grupos humanos poseían capacidades intuitivas y clarividentes (vislumbres de una consciencia superior). Lo que se aprendía ahí era conocimiento “esotérico” o de gente infiltrada. Steiner vivenciaba la verdad en eso, y entendía que la humanidad en general requería estar consciente de lo que se sabía en tiempos anteriores, pero usando modos y formas contemporáneos.
Steiner sabía que era inútil contestar a una pregunta que todavía no se había planteado en ese entonces. Esperó hasta encontrar una audiencia adecuada en la Sociedad Teosófica de Berlín, la que quería escucharlo hablar desde el conocimiento esotérico y de las tradiciones. De inmediato, esta actividad cambió la percepción pública sobre Steiner, ya no era sólo un filósofo y científico, lo empezaron a considerar como un maestro espiritual. La separación de estas categorías en donde supuestamente uno solamente puede ser o científico o investigador espiritual, todavía interfiere con la comprensión de su trabajo. Una cosmovisión genuinamente holística o integral sólo es posible cuando es superado ese prejuicio.
Los teósofos crearon un fuerte lazo espiritual con las tradiciones de la India, y Steiner notó que el camino de Occidente tenía que desarrollarse y re-desarrollarse.
Para el planteamiento sobre la evolución humana, era clave comprender al ser llamado Cristo en relación a otros grandes líderes espirituales, entonces Steiner volvió a conectar las religiones con los cambios de la conciencia humana. Su imagen del ser humano entero incluye nuestra dimensión “esotérica” y proporciona conocimiento en los campos prácticos de la medicina a la agricultura, desde la educación hasta el crecimiento personal y la construcción de comunidades.
Con un creciente énfasis sobre las artes y las tradiciones Occidentales, el camino de Steiner ya no era compatible con la Sociedad Teosófica, y sus compañeros fundaron la Sociedad Antroposófica.
Creador Cultural
A finales del siglo XX, investigadores de estilo de vida, o investigadores “psicográficos”, discernieron un nuevo grupo de personas cuyos valores se hallaban entre las perspectivas "tradicionales" y la orientación "moderna".
Etiquetados como “creativos culturales”, este nuevo grupo de en medio se colocaba entre los modernistas para la libertad del individuo, y entre los tradicionalistas para la primacía de los estándares éticos. Combinando la libertad y los valores, eligen consciencia y espiritualidad por encima de la doctrina y el dogma, pero también se inclinan por el auto-desarrollo por arriba de la riqueza, y la creatividad más allá del consumismo. Estas personas valoran el cuidado y la responsabilidad ecológica por encima de la explotación máxima de los recursos del planeta.
Esta imagen es muy similar a los diferentes énfasis culturales que propuso Rudolf Steiner. De hecho, su última iniciativa mostrada en el verano de 1924, fue sanar la tierra por medio de los cuidados intensamente conscientes de ella, ahora conocidos como agricultura biodinámica.
La "creación de cultura” de Steiner se refiere a las culturas antiguas que fueron unificadas y dirigidas desde los "centros misterio". Hacia aproximadamente 25 siglos atrás, estas culturas empezaban a distinguir lo que ahora llamamos: el arte, la religión y la ciencia. Finalmente, hacia finales del siglo XIX en Europa, lo que es bueno y correcto, lo bello e inspirador, y lo verídico y actual se convirtieron en tres proyectos completamente separados. En una iniciativa aún mayor que la fundación para las humanidades, Steiner emprendió la siembra de semillas de trabajo y comprensión, a través de los cuales los individuos libres podrían aprender a cómo organizar en una cultura reunificada, una civilización global humana que apoyará nuestro constante crecimiento y evolución.
El humanitario Albert Schweitzer, bien conocido en el siglo XX por su ética de “Reverencia ante la Vida”, desarrolló una profunda apreciación con Steiner, la cual fue mutua, durante una conferencia teosófica llevada a cabo en Estrasburgo en 1902 o 1903.
Resultó una conversación animada. Aprendimos juntos que cada uno había asumido la misión de vida de trabajar para el nacimiento de una verdadera cultura vivificada por la humanidad ideal, y para fomentar que las personas se volvieran verdaderos seres pensantes. Nos despedimos con esta consciencia de estar juntos en el camino. No decidimos sobre un nuevo encuentro. Pero la consciencia de estar juntos perduró.
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